CASO AVELLINO Y LA ACCIÓN DIPLOMÁTICA

El pasado 11 de julio en Sao Paulo, en el estadio Neo Química Arena, tuvo lugar el partido para pasar a octavos de final de la Copa Sudamericana entre el Corinthians de Brasil y el Universitario de Deportes del Perú. Este partido puso al equipo peruano bajo la atención de la prensa, lamentablemente no por motivos relacionados al desempeño deportivo, sino debido a un presunto caso de racismo.

En efecto, el preparador físico del equipo peruano, Sebastián Avellino, fue detenido por haber imitado a un mono ante la hinchada del equipo rival. Avellino fue interceptado por la policía mientras se dirigía a los camerinos, y a pesar de los intentos de evitar la detención, los agentes esposaron a Avellino y se lo llevaron a la comisaría más cercana. Además del policía que aseguró ser testigo de los actos de racismo, dos “recogepelotas” y tres hinchas declararon en su contra.

Avellino se encontraba bajo prisión preventiva a la espera de una sentencia, donde de comprobarse su culpabilidad el uruguayo estaría afrontando una pena de hasta 5 años. No obstante, la justicia brasileña le ha permitido seguir el proceso en Libertad.

Debido a dicha situación, el asunto escaló hasta las Cancillerías de Perú y Uruguay. El presente artículo busca adentrarse en la acción diplomática ejercida sobre el caso y sus capacidades legales. Ciertamente, la cancillería peruana se pronunció al respecto y mencionó que a través de su Consulado General en San Pablo, viene brindando la asistencia y el apoyo requerido al equipo nacional, y a su vez, mantiene comunicación con la Oficina Consular del Uruguay. 

Ahora bien, cuál es la capacidad legal de los consulados en cuestión dentro de este caso. Pues de acuerdo con la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares (1963), los consulados tienen entre sus funciones: “Proteger en el Estado receptor los intereses del Estado que envía y de sus nacionales, sean personas naturales o jurídicas, dentro de los límites permitidos por el derecho internacional”. En ese sentido, existen distintas acciones que los consulados pueden llevar a cabo para proteger a sus nacionales en el extranjero. En este caso, podríamos contemplar las siguientes: 

1. Visitas y monitoreo, para verificar su bienestar;
2. Asistencia legal, proporcionar abogados o facilitar su contacto y asesoramiento jurídico;
3. Información y orientación, brindar información detallada sobre los derechos del connacional detenido, el proceso judicial, los procedimientos legales y las opciones disponibles;
4. Notificación a familiares, notificar y mantener informados a los familiares;
5. Gestiones consulares, interceder ante las autoridades del país anfitrión para asegurar que el connacional reciba un juicio justo y que se respeten sus derechos;
6. Acceso a recursos y servicios, se puede facilitar servicios como atención médica o apoyo psicológico;
7. Mediación y diplomacia, el consulado puede trabajar en coordinación con el gobierno del país anfitrión para encontrar soluciones justas y adecuadas para el caso.

Sin embargo, en este caso sucede una situación particular, pues como se mencionó anteriormente la asistencia y apoyo son brindadas por la Cancillería peruana a través de su consulado en Sao Paulo. Ante ello, surge la duda del porque y como, ya que el detenido, Sebastián Avellino, es de nacionalidad uruguaya.

Ciertamente, es por este motivo que la asistencia y apoyo de la Cancillería peruana no es brindada hacia el uruguayo, sino hacia el equipo nacional que está velando por su preparador físico. Al mismo tiempo, se mantiene en contacto con el Consulado de Uruguay, el cual dentro de sus capacidades podría ejecutar las acciones mencionadas en la lista.

Finalmente, es importante recalcar que el consulado no puede interferir directamente en el sistema judicial del país anfitrión o eximir al connacional de la responsabilidad legal que pudiera tener.