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Las Alianzas Multiactor de Cooperación Internacional para el Desarrollo Sostenible

Las Alianzas Multiactor de Cooperación Internacional para el Desarrollo Sostenible

El futuro de la cooperación internacional post COVID-19 en el Perú.
Fuente: usembassy.gov

La cooperación internacional busca ayudar directa e indirectamente a los países menos adelantados en diferentes áreas, pero debido al nuevo contexto internacional, se requiere de mecanismos más eficaces y eficientes para contribuir a alcanzar el desarrollo sostenible en base a las metas establecidas en la Agenda 2030.

En primer lugar, este nuevo contexto internacional muestra que la meta acordada conjuntamente de los países desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) por destinar el 0.7% de su Producto Bruto Interno (PBI) a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), no se ha cumplido por todos sus miembros y, ahora, resulta casi inverosímil que los donantes tradicionales puedan mantener sus compromisos con los países receptores de esta cooperación, pues también han sido muy afectados por la pandemia, con ciertas excepciones.

A partir de ese contexto, el Perú es uno de esos países menos desarrollados que aún requiere de la cooperación internacional. Desde el 2008, año en el que fue clasificado como País de Renta Media Alta por el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, ha dejado de recibir el mismo flujo de cooperación internacional, debido a que ya no es un país con las mismas carencias, pero aún mantiene brechas de bienes y servicios públicos en todo su territorio nacional, pese al crecimiento económico que ha tenido el país en los últimos años.

En ese sentido, uno de esos nuevos mecanismos para brindar cooperación internacional son las Alianzas Multiactor de Cooperación Internacional para el Desarrollo Sostenible o, también llamadas, Alianzas Multiactor. Por eso, estas Alianzas Multiactor son un esquema innovador de cooperación internacional que pueden contribuir asertivamente a que el Perú tenga más oportunidades de alcanzar las metas de la Agenda 2030 en el mundo post COVID-19.

Habiendo introducido brevemente el nuevo contexto internacional para el nuevo mundo postpandemia, ya denominado “post COVID-19” por los medios de comunicación y otras instituciones gubernamentales como en el caso del Perú, según la Presidencia del Consejo de Ministros (2020), se plantean desafíos mayores a los previstos en la concepción de la Agenda 2030. Esta agenda, según Naciones Unidas (2015), respondió a un interés global entre países desarrollados y menos desarrollados por definir una nueva visión para que todos en conjunto puedan solucionar o mitigar los grandes problemas del planeta.

Seguidamente, en esta nueva agenda se plantearon 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (por sus siglas, ODS), y Naciones Unidas (2015) propuso el número 17 como “Fortalecer los medios de ejecución y reavivar la alianza mundial para el desarrollo sostenible”. Es decir, tomando como base el Objetivo del Milenio número 8 y reconociendo la importancia de los nuevos actores del desarrollo, se propone sumar esfuerzos, cooperar entre instituciones, contribuir a la Agenda 2030 desde las capacidades de cada actor.

En específico, Naciones Unidas definió dos metas específicas para esas alianzas en el ODS 17:
17.16 Mejorar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible, complementada por alianzas entre múltiples interesados que movilicen e intercambien conocimientos, especialización, tecnología y recursos financieros, a fin de apoyar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en todos los países, particularmente los países en desarrollo.
17.17 Fomentar y promover la constitución de alianzas eficaces en las esferas pública, público-privada y de la sociedad civil, aprovechando la experiencia y las estrategias de obtención de recursos de las alianzas. (Naciones Unidas, 2015).

En otras palabras, nos mencionan específicamente que buscan no solo mejorar las relaciones entre los actores al momento de constituir una alianza, sino que ven más allá de la tradicional concepción de la cooperación internacional como una transferencia de recursos monetarios para la ejecución de programas, proyectos o actividades de cooperación internacional, que son complementarios a los esfuerzos nacionales de las instituciones públicas.

En relación con eso, la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) recogió del marco jurídico, normativo y del contexto nacional e internacional la idea para concebir las Alianzas Multiactor y que se adapten a las nuevas necesidades del Perú como país dual; es decir, receptor y oferente de cooperación.

Seguidamente, es importante conceptualizar muy brevemente que es una Alianza Multiactor y, para eso, la definición de la APCI señala que es:
Un esquema de cooperación voluntaria de carácter horizontal que surge entre el sector público, la empresa privada, la fuente cooperante y otros actores con el fin de desarrollar iniciativas que contribuyan al desarrollo sostenible, permitiéndoles la distribución de responsabilidades, beneficios, riesgos y resultados. (2017, p. 20)

Dicho con otras palabras, se entiende la variedad de actores que cooperan con el propósito de ejecutar un proyecto de cooperación distribuyendo entre todos los beneficios, responsabilidades y asumiendo riesgos para que cada actor pueda contribuir a la Alianza Multiactor desde sus capacidades, conocimientos y recursos disponibles, pero compartiendo intereses en una solución para una situación problemática identificada que afecta a determina población.

Adicionalmente, el segundo aspecto importante a considerar que se desprende de las Alianzas Multiactor es la gobernanza que implica, pues se tienen diversos actores como el Estado (en todos sus niveles de gobierno), las fuentes cooperantes, las organizaciones de la sociedad civil, las empresas privadas y la academia. Según la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (2017), todos estos actores comparten intereses y responsabilidades, pero asimismo riesgos, para ejecutar proyectos basados en la confianza mutua que existe entre ellos. En otros términos, es un juego de suma cero, en donde todos ganan o todos pierden.

Por consiguiente, resulta novedoso que todos estos actores puedan trabajar en conjunto para ejecutar programas, proyectos o actividades de cooperación que puedan tener beneficiarios en diferentes áreas, como se demuestra en el último informe de Situación y Tendencias de la APCI que indica que se identificaron 26 intervenciones de cooperación por un total de USD 11 695 730 en todo el territorio nacional (2020, p.13).

Por un lado, se reconoce el aporte de fuentes cooperantes de países como Estados Unidos, Francia, México, Canadá España, Noruega, Países Bajos, Suiza, Alemania Italia, etc. Por otro lado, es importante destacar el aporte de las empresas privadas que fue de USD 2 716 264 equivalente al 23% del total ejecutado. (APCI, 2020, p.35).

De esta forma, podemos visualizar en términos reales como la inclusión de los nuevos actores del desarrollo en la categoría multiactor tiene un impacto significativo en contribuir en diferentes áreas temáticas, destacándose principalmente algunos temas alineados al ODS 4: Educación de calidad; ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico y ODS 15: Vida de ecosistemas terrestres.

En otros términos, las intervenciones se alinean directamente a un ODS y se puede tomar como referencia la temática seleccionada, como, por ejemplo, mejorar la calidad o infraestructura educativa; reducir las asimetrías en la estructura productiva o reforestar un bosque seco. Todos estos ejemplos responden a proyectos ejecutados mediante Alianzas Multiactor en determinadas municipalidades distritales del Perú.
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El tercer punto importante a destacar de esta clase de nuevas iniciativas de cooperación internacional, que son complementarias a las nacionales, representan siempre una oportunidad de aprendizaje para que otras instituciones de gobierno, en todos los niveles, puedan educarse como replicar la experiencia exitosa para contribuir a cerrar las brechas de bienes y servicios públicos que tengan en sus respectivas jurisdicciones. De la misma manera, los otros actores pueden visualizar en los proyectos, ejecutados bajo el esquema de las Alianzas Multiactor, como otros actores similares contribuyeron al desarrollo sostenible.

A modo de cierre, una primera conclusión de esta forma de cooperación internacional es que ha demostrado que se pueden apalancar más que solo recursos financieros y contribuir a tener una gobernanza que es necesaria en el Perú ante todas las crisis políticas, económicas y sociales venideras en los próximos años, en los que el mundo post COVID-19 pone en jaque el desarrollo sostenible en el país.

Seguidamente, otra conclusión que se ha evidenciado es la diversidad de temas que pueden ejecutarse bajo ese esquema y la pluralidad de actores que pueden participar, asumiendo en conjunto todo lo que las Alianzas Multiactor implican en cada intervención de cooperación internacional. Dicho de otro modo, pueden ejecutarse proyectos relacionados a los 17 ODS incorporando actores del desarrollo públicos o privados; así como también locales, nacionales, regionales e internacionales. Ese pragmatismo le permitirá ser más útil frente al escenario post COVID-19. Al mismo tiempo, le permite al Estado – en todos sus niveles de gobierno – afrontar la disminución de recursos de cooperación internacional frente al nuevo rol dual del país como oferente y receptor, sumado a la nueva situación que está dejando el coronavirus en el país.

Finalmente, en vísperas del bicentenario del Perú, se concluye que las Alianzas Multiactor resultan un esquema innovador cuyo potencial aún está comenzando a visualizarse en las intervenciones de cooperación internacional y representan el futuro de la asociación entre las instituciones públicas y los otros actores del desarrollo para tener más oportunidades de alcanzar la Agenda 2030 en el Perú frente al nuevo contexto del COVID-19.

Míralo resumido en nuestra infografía:

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