Los desafíos sociopolíticos que enfrentan los Bajau: Los nómadas del mar

En las costas de Filipina, Malasia y Brunéi, se encuentra una comunidad sumamente particular, los Bajau. Conocidos también como los “nómadas del mar”, este grupo de personas es la clara evidencia de la adaptabilidad del ser humano ante situaciones que lo ameritan ya que este pueblo se encuentra en medio del mar, viviendo en largos barcos conocidos como “lepa lepa” y casas de madera flotantes. Desde entonces, viven a base de todos los recursos que les proporciona el mar y su dieta consiste en alimentos marinos que ellos mismos cazan a los alrededores. Muchos de los Bajau nunca llegan a pisar tierra firme por el estilo de vida que poseen, algunos solo lo hacen para vender el pescado y los pepinos de mar que no llegan a consumir o comprar arroz. Sin embargo, lo que más sorprende de esta comunidad es que son capaces de bucear a profundidades de 60 metros, y aguantar la respiración entre 5 a 13 minutos. Antes de que alguien se sumerja en el mar, deben comenzar a respirar de forma pausada, esto reduce la frecuencia cardíaca y en consecuencia también se reduce el consumo de oxígeno en la inmersión.

Esta práctica es inculcada desde la infancia de los habitantes, usualmente los niños son entrenados para que más adelante puedan seguir trayendo alimento para su comunidad. Esta característica llamó la atención de la comunidad científica, específicamente de  Melissa Llardo del Centro de la Universidad de Copenhague, quién lideró la investigación para revelar el misterio detrás. Llardo visitó reiteradamente la comunidad para hacerles examinaciones con una máquina de ultrasonidos. Posteriormente publicó su estudio en 2018 en la revista Cell, la cuál aporta las primeras pruebas de que una mutación de ADN para tener bazos más grandes en un 50% comparado al de una persona común proporciona a los Bajau una ventaja genética para la inmersión en las profundidades. (National Geographic, 2018). Es importante mencionar que el bazo es un órgano ubicado en el abdomen y cumple con la función de almacenar oxígeno a la hora de bucear, por lo que la posibilidad de tener un bazo más grande explicaría la increíble resistencia habilidad de esta comunidad.

Si bien es cierto su capacidad física es impresionante, también lo es su cultura y religión ya que creen en Allah, pero al mismo tiempo consideran que existen dioses y espíritus en el mar, lo cuál se traduce en animismo. Además, sus costumbres son llenas de color ya que al llegar la noche, cuando los pescadores del pueblo regresan con comida, se hace una pequeña celebración con danzas y en las bodas, las mujeres llevan a cabo un ritual que imita las olas del mar. 

A pesar de que este pueblo representa vida pura, enfrenta grandes problemas que ponen en riesgo su existencia debido a la sobrepesca que usa dinamita o cianuro.  Evidentemente, esto genera una repercusión negativa en las especies por lo que ha sido catalogada como una actividad ilegal. Aunque, Bapak Hinayah (2013), habitante de los Bajau, manifiesta que han tenido que replicar esta práctica: “Ellos pescan sin consideración por los recursos naturales del atolón. Nosotros estamos empezando a hacer lo mismo, porque realmente necesitamos pescar algo para subsistir, es un círculo vicioso que empeora cada año.

Por otro lado, el cambio climático juega un rol fundamental en la supervivencia de los Bajau ya que se están generando tormentas marinas que alteran la estructura de las viviendas flotantes y las pequeñas embarcaciones que poseen, también se generan olas extremadamente altas que imposibilitan la salida de los pescadores para obtener alimento. En consecuencia, muchos de los pobladores están emigrando a tierras cercanas como Makassar en busca de un trabajo, pero no todos lo pueden obtener y terminan viviendo en las calles. Ante esto, no hay evidencia de ayuda ni proyectos a nivel estatal, lo que genera el sentimiento de abandono por parte del Estado entre esta comunidad. En materia internacional, se considera como protagonista a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) que fue fundada en 1967. Esta organización tiene como propósito acelerar el crecimiento económico, el progreso social y el desarrollo cultural, fomentar la paz y la estabilidad regionales, promover la cooperación en lo económico, social, cultural, técnico y científico. Específicamente entra en juego la rama de La Comunidad Sociocultural (ASCC), la cuál tiene la responsabilidad de proteger lo poco que quedan de las comunidades nativas como los Tausug, los Samai, los Yakan, los Maranao, los Magindanao y los Ilanon. Asimismo, se les debe garantizar la protección de sus prácticas ancestrales dentro del marco legal, sin que personas externas vulneren el entorno en el que viven.

En un contexto de globalización creciente y una preocupante vulnerabilidad de los recursos naturales, las comunidades tradicionales como los Bajau se ven enfrentadas a desafíos cada vez más complejos para mantener intacto su modo de vida ancestral. La presión externa sobre los ecosistemas marinos y terrestres amenaza directamente su supervivencia y la continuidad de sus prácticas culturales arraigadas en la relación simbiótica con el mar. En este sentido, es fundamental que se tomen medidas efectivas para proteger y preservar tanto los hábitats naturales como las formas de vida tradicionales, asegurando así que los Bajau y otras comunidades puedan seguir disfrutando, en las generaciones venideras, de su conexión y  armonía con el océano.

National Geographic. (2018). Los «nómadas del mar»: los primeros humanos adaptados genéticamente para sumergirse. National Geographic. https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2018/04/bajau-nomadas-mar-primeros-humanos-adaptados-buceo-historia

Reichel, C. (2013). Ya no podemos interpretar lo que dice el planeta. Deutsche Welle. https://www.dw.com/es/ya-no-podemos-interpretar-lo-que-dice-el-planeta/a-16736414